domingo, 28 de febrero de 2010

QUE ESTÁ EN EL DEBATE??

A medio siglo de que Frank Lloyd Wright proyectara el rascacielos de una milla de altura, (1609 mts.), para Chicago, como simbolo de la ambición del hombre, a la vez que solución a los problemas de habitación, y que el mundo opulento y corporativo haya mostrado todo su esplendor, en las ciudades de las torres más altas del mundo; desde Nueva york hasta las más recientes del sudeste asiático, cuando los fundamentalistas golpean el orgullo del imperio en la boca del estómago y la industria del séptimo arte mostraba como, ese mismo imperio, combatía a sus propias maravillas en la cima del mundo, digo, después de tanto despilfarro, de tanto atentado contra la propia esencia del ser humano, no serán tiempos de volver la mirada hacia nuestro interior, como especie, como verdaderos seres superiores que somos en la creación conocida, y prepararnos y concientizarnos de que estamos solos en este inconmensurable universo...??? y cuál sería el debate

sábado, 27 de febrero de 2010

ARQUITECTURA BIOCLIMÁTICA



Historia de un término de moda
Arq. Claudio Flores



Es bien sabido que el diseño y la Construcción bioclimática, en tanto disciplina que basa sus objetivos en la optimización de los recursos renovables de energía, no es nada nuevo ni original, (salvo por técnicas y tecnologías más recientes). De hecho antes del desarrollo industrial el sol y el clima tenían un papel fundamental en la construcción y los materiales eran transportados desde los alrededores.
El término bioclimático lo utiliza por primera vez, a comienzos del siglo XX, el botánico y climatólogo alemán Köpper, el cual desarrollo un sistema de clasificación del macroclima terrestre, basado en la adaptación climática de la vegetación en las distintas zonas del planeta.
La aplicación del término arquitectura bioclimática o proyecto bioclimático, se debe a los hermanos Olgyay, arquitectos norteamericanos, a inicios de los años sesenta.
Desde el punto de vista de la metodología del proyecto, el enfoque bioclimático porvee una serie de criterios específicos proyectuales: se requiere un análisis profundo para caracterizar los fenómenos climáticos a escala local, con el fin de determinar la potencialidad del lugar, para el control bioclimático pasivo de los edificios y la utilización de las fuentes energéticas renovables, (la radiación solar, viento, agua).
La localización, la tipología, la morfología y la orientación en función del confort buscado, dan protección de los factores climáticos principales: del sol, (radiación y dinámica de las sombras), viento, (barrera, ventilación, refrescamiento), fuentes de calor, (tierra, cielo, agua). Los espacios internos deben ser distribuidos según una zonificación térmica en relación a los flujos energéticos en movimiento, (corrientes de aire interno, renovación de volúmenes de aire, control térmico, etc.). también la vegetación y eventuales fuentes de agua pueden ser integrados en el proyecto para el control del microclima. Y lo más importante debe haber una interacción entre tecnología bioclimáticas de envolventes y sistemas de instalación tradicionales alimentados de energía no renovable.

Para cerrar estos conceptos no viene nada mal unos párrafos que inviten a la reflexión; dijo Luis Fernández-Galiano*:“No hay ecología sin economía. Más allá del parentesco etimológico, que sitúa a ambas ciencias en una casa común, y que remite sus logos y sus nomos al compartido oikos de nuestra residencia en la tierra, la ciencia verde es inconcebible sin la ciencia triste…”

*Luis Fernández-Galiano es arquitecto, presidente fundador de la revista arquitectura viva, integrante de numerosísimos jurados y catedrático en la escuela de arquitectura de la universidad politécnica de Madrid.

viernes, 26 de febrero de 2010

Arquitectura, sociedad y ambiente

Tres palabras; tres conceptos que trascienden al tiempo; desde los inicios de la civilización hasta el presente, bajo todas las influencias culturales que podamos enumerar e imaginar, estos tres conceptos, siempre intemporales, juntos o separados; nos remitirán al hábitat humano, al medio natural y/o artificial, y se teñirán con los matices de cada lugar, confiriendo a cada una de estas tres palabras, el sentido, más que el significado; el humanismo que la etimología del término por su especificidad, no puede significar.
Retomando los conceptos de la nota del número anterior de Espacios; donde refiero a distintos movimientos filosóficos y artísticos que a lo largo de la historia, han sido lumbres de las cuales hemos abrevado muchos, resalto puntualmente el esfuerzo que hombres del arte, la arquitectura y el urbanismo han hecho en pos de un ambiente sano y una mejor calidad de vida y se preocuparon, cada uno desde su enfoque, por lograr un sinceramiento acorde a los cambios que la sociedad de entonces estaba experimentando, dejando importantísimos legad os, sobre urbanismo, arquitectura y diseño.
No hay dudas que la revolución industrial; como hecho necesario y trascendental en la continuidad del desarrollo del capitalismo imperialista, y la parafernalia tecnológica, como paradigma en la construcción de nuevas expresiones, basadas en las vanguardias artísticas surgidas hacia fines del siglo XIX y durante el primer cuarto del siglo XX, y sus convulsiones y transformaciones; representaron un modo de producir, este modo de producir, bienes y servicios, públicos y privados, se ha hecho a un alto costo desde el punto de vista ambiental ya que las principales fuentes energéticas sobre las que se ha apoyado, han sido recursos no renovables, principalmente combustibles fósiles, con el agravante de que sus procesos industriales de transformación y su posterior aplicación en los distintos sectores de la producción, son y siguen siendo altamente contaminantes y degradantes del medio ambiente.
El desequilibrio que experimentaron las ciudades, en este proceso de expansión industrial, fue captado por distintos sectores de la sociedad, que en algunos casos estaban más preocupados por hacer de la ciudad un engranaje más de la maquinaria de la industria, que hacerla más humanizada, desde la Ciudad Jardín impulsada por la burguesía londinense, la ciudad industrial de Tony Garnier, los planes urbanísticos de Le Corbusier, los planteos organicistas de F. LL. writh, five Architect y la dinámica de la modernidad, etc. hasta Brasilia, (la ciudad proyectada por Lucio Costa en Brasil, principal exponente del urbanismo Lecorbusiano en America Latina), responden a planes estrategicos y de ordenamiento territorial acorde a una pólítica de estado de expansión industrial.
Así como el espíritu de eficiencia al servicio de la maquinaria de la industria, ha caracterizado las políticas de estado de los países centrales durante el siglo XX, y en general ha mirado de soslayo a las cuestiones ambientales y sociales, en este nuevo escenario, de nuevos paradigmas tecnológicos, más “amigables” con el medio ambiente, se vislumbra un cambio de rumbo, una conciencia nueva; se imponen los concursos con premios al “más sustentable”, acuerdos internacionales que comprometen a los países más desarrollados a reducir las emiciones tóxicas, con el objetivo de frenar el calentamiento global, como parte de un proceso de transición hacia tecnologías totalmente limpias, la incorporación de asigaturas concientizadoras sobre el cuidado del medio ambiente en las escuelas, en fin, creo que el fenómeno de la globalización, ese mundo multipolar en donde las fronteras se desdibujan bajo la densa trama de las telecomunicaciones al alacnce desde la oficina o el hogar, (la internet y la desmacificación de los medios de comunicación), pone en nuestras manos nuevas herramientas, que como medios de divulgación y concientización se transforman en instrumentos de decición, no solo en cuestiones ambientales sino también, en la economía, generando posibilidades antes impensadas, en las relaciones personales, en la salud, en la educación, etc.
No obstante podríamos abordar el tema ambiental desde un enfoque más técnico y específico, divulgando datos, porcentajes, estadísticas, podríamos agobiar con reiteradas prognosis pseudocientíficas que anticipan mega-desastres naturales, como preludio del fin de los tiempos, etc,…pero el objetivo de estas reflexiones no es generar espectativas, (falsas o no), sino, simplemente tratar de ayudar a entender que está en nuestras manos “SALVAR AL MUNDO”…
El respeto al medio ambiente como valor de la sociedad en general, y en particular, como premisa fundamental en el quehacer de las distintas diciplinas que más influyen en la transformación del medio; desde la arquitectura bioclimática, reduciendo el consumo energético de los edificios, a partir del uso de materiales con mayor inercia térmica, el estudio del soleamiento, la ventilación, el uso de fuentes energéticas limpias, (energía solar, eólica), etc.; como sustentable, el uso de materiales cuyos procesos de fabricación generen menor impacto en el medio ambiente y puedan ser reciclados, reducidos o reutilizados, etc.
Está claro que estos conceptos forman parte de un ideal que ha de construirse entre todos, es un camino, un proceso en donde todo el conjunto de la sociedad está involucrado; no lograremos arquitectura sustentable sin desarrollo económico regional-sustentable, sin dirigencia política que actúe a favor de estos objetivos.
La sustentabilidad como fenómeno cultural e ideológico, a partir del cual se puedan resolver los porblemas más acuciantes de la sociedad, como la vivienda social por ejemplo, nos pone frente a un nuevos desafíos, la presevación del recurso paisaje, valoración del clima, la protección de flora, fauna, el respeto por expresiones culturales de cada lugar, su gente, su arte, su sentir, son parte de un pueblo que se epseranza, progresa y evoluciona…

Arq. Claudio Flores